Quiso fabricar un ordenador asequible para el gran público, no un producto exclusivo para las clases más pudientes. Y con esa filosofía Jack Tramiel creó la computadora con forma de teclado Commodore. El hasta ahora también consejero delegado de la compañía pionera en el mundo de los videojuegos, Atari, murió el domingo, a los 83 años de edad. La historia de este gigante del mundo del silicio es un testamento de la lucha por la supervivencia.
En 1977 lanzó el primer ordenador personal. Su figura nunca fue tan popular como la de Steve Jobs, el patrón de Apple, o la de Bill Gates, el cofundador de Microsoft. De hecho, le hacía feliz que nadie le conociera, aunque su compañía cotizaba en Bolsa desde 1962.
De los suburbios en Nueva York llevó la compañía a Silicon Valley, la cuna de sector tecnológico. El Commodore 64 llegó al mercado en 1982 y se convirtió en la computadora más vendida de la época. No en vano su precio era casi la tercera parte que el del PC de IBM, su competidor directo, que además era bastante menos potente.
Dos años después, Tramiel dejaría la compañía y en julio de 1984 se lanzó a la compra de Atari a Warner Communications, aprovechando la crisis que dominaba la saturada industria de los videojuegos, antes de su resurgimiento a finales de esa década.
El empresario estuvo al frente de la compañía hasta 1996. Después sería vendida a JTS Corporation. Como recuerdan en esta última empresa, Tramiel puso las semillas de una revolución que sigue en marcha. En el 25º aniversario del C64, Tramiel, protagonista decisivo pero desconocido para el público en un sector plagado de figuras legendarias, lanzó la siguiente pregunta: ¿quién puede vivir ahora sin un ordenador?
Noticia de ElPaís